Viajes, capacitaciones y charlas han colmado la agenda de Martín Antúnez Moraga desde que dio su primer paso como Ingeniero de Materiales hace menos de un mes. Desde quinto año, el joven profesional se ha sumergido en el mundo de la industria y hoy es reconocido por sus pares gracias a su esfuerzo y talento.
“Bastante buena”, así califica sus primeras semanas laborales. Actualmente fue ascendido a supervisor en IQS Company, empresa que presta servicios a múltiples celulosas a lo largo de Chile y en la que ha adquirido importantes conocimientos desde que comenzó a trabajar hace un año y medio.
Debut en la industria
En sus últimos años de Enseñanza Media, Martín tenía claro que quería ingresar a ingeniería. Sin embargo, aún no se decidía respecto a qué especialidad estudiar. Esto hasta que se enteró de la carrera de Ingeniería de Materiales y, una vez dentro, comenzó a avanzar en la malla.
“Me di cuenta de que el campo es muy amplio: un ingeniero puede trabajar en muchas áreas. Esto lo descubrí en cuarto cuando cursé los ramos metalúrgicos”, relató y explicó que en esa etapa surgió su interés por el área de mantenimiento.
“Cuando empecé mi tesis, el profesor Felipe Sanhueza amplió mis conocimientos sobre el área y me contó la experiencia de exalumnos que estaban muy bien posicionados en la industria, orientándome respecto a los caminos que ellos siguieron”, añadió.
“En ese tiempo, un compañero me envió un link para postular al trabajo. Yo pensaba, ‘tengo súper poca experiencia laboral’, pero aún así decidí arriesgarme. Y hasta el día de hoy no he parado: llevo un poco más de un año trabajando”, reveló el joven.
Una actitud heredada del deporte
Antes de trabajar a tiempo completo, Martín dedicó gran parte de su vida al deporte. Participó en la categoría Men’s Physque, competencia que la que participan hombres que poseen un cuerpo sano, atlético y fuerte, conservando su apariencia natural. Fue ahí donde aprendió actitud y disciplina. “Competí y me fue bien. Es un trabajo totalmente de fuerza mental”, aseveró.
“Recuerdo que cuando estuve en Nueva Aldea, en mi primer trabajo (Operador Nivel 1), conseguí un gimnasio: dormía en la mañana, me levantaba en la tarde, entrenaba una hora, cenaba y me iba a trabajar. Cuando estaba con la tesis, avanzaba una hora al día”, detalló y explicó que sus turnos eran nocturnos y se extendían por 12 horas.
Fue en esa experiencia laboral cuando Martín valoró todo lo que había aprendido del deporte. “Recuerdo que en la primera parada de planta (mantención) estaba nervioso. Igual me preparé y estudié sobre la empresa antes de entrar. Los primeros turnos fueron bastante duros pero me adapté muy rápido y me fue súper bien. Era un trabajo muy físico: estábamos al interior de calderas, realizando ensayos, en espacios estrechos y confinados, a veces me tocaba trabajar en altura, a 7-8 niveles de andamios”, contó.
Si bien reconoce que no fue una labor fácil, Martín recordó con mucho orgullo su ingreso a la industria y destacó las aptitudes que aprendió en su rol como deportista. “Desde la resistencia física, al aguantar en esas condiciones, hasta la forma en la que me relaciono con mis compañeros, son características que aprendí desde ahí”, relató el joven.
De esta forma, el ingeniero destacó: “Varios compañeros abandonaron el trabajo, pero yo mantuve mi actitud de compromiso y puse todo mi interés en las tareas que me fueron encomendadas”.
El camino recién comienza
Actualmente Martín trabaja como supervisor, tras ser ascendido dos veces. Este cargo es fruto de su enorme esfuerzo durante su corta pero potente trayectoria laboral. “Es una gran responsabilidad supervisar gente como también liderar equipos compuestos, en su mayoría, por jóvenes. Tengo que transmitirles esa misma energía que tuve en mis primeros trabajos”, recalcó.
El sueño de Martín es llegar a trabajar en el rubro de la minería. Para cumplir su objetivo ha estado estudiando y ahorrando para tomar un curso de perfeccionamiento. “Es mi meta y sé que la voy a cumplir”, expresó con seguridad.
Desde su posición, el joven compartió algunos consejos dirigidos a las nuevas generaciones. “Para las personas nuevas en la carrera, si buscan seguir un camino en la industria, les recomiendo empezar su carrera desde jóvenes”, dijo.
“En la empresa que trabajo (IQS Company) tiene las puertas abiertas para alumnos/as de primero o segundo que quieran participar de las paradas de planta, aprender sobre la industria de la celulosa y trabajar en equipo. Este tipo de contactos con el área laboral puede ayudarles mucho para desarrollar aptitudes”, señaló.
También instó a las nuevas generaciones a participar de las actividades extraprogramáticas de la universidad. “Unirse a equipos como, por ejemplo, el equipo de fútbol de Materiales, es muy bueno para desarrollar habilidades blandas”, añadió.
“El mensaje que quiero dejar es que con compromiso y actitud se puede alcanzar cualquier meta. Es lo que yo hago y seguiré haciendo”, finalizó el recién titulado.